Un día como fue perseguido y fusilado Liborio Mateo en San Juan de La Maguana.

Papá Liborio Ledesma, (Papá Liborio) fue un curandero, ocultista, líder mesiánico y revolucionario de la República Dominicana, asesinado un día como hoy hace 102 años.
Fue un 27 de junio de 1922, a las seis de la mañana, asaltan el campamento de Liborio en «El Hoyo del Infierno», corazón adentro de la Cordillera Central, por un destacamento de la P.M.D. al mando del capitan Williams y el teniente Luna.
La intervención militar fue precisamente en momentos en que Liborio celebraba los oficios de su culto, ya con sus mochilas listas para cambiar el campamento de sitio.
En los disparos cruzados resultaron muertos Liborio, su hijo Eleuterio Mateo y los nombrados Máquina y Pañero, veganos ambos, según informes.
Se ocuparon en el campo 8 revolveres, 3 carabinas 50-70, 250 tiros, 1 sable y el espadín de Liborio.
El hecho de que se encontraran rastros de sangre por diferentes partes, hace presumir que algunos se escaparon heridos, los cuales se estubieron persiguiendo.
El cadáver de Liborio fue traído a la población y retratado. Mucha gente asistió a verlo, dándosele sepultura en el cementerio de la ciudad.
El teniente Luna fue el primer P.N.D. que subió al campamento antes del asalto.
“Con la muerte de Liborio consideramos terminada para siempre su burda religión, la que constituía un oprobio para esta Común, aunque gran parte de sus adeptos eran elementos extraños a ella.”
Liborio nació en 1876 en San Juan de La Maguana, era hijo de Andrés Mateo y Sacarila Ledesma, agricultores que vivían de la explotación de pequeños predios agrícolas.
La figura mesiánica de Liborio surgió a principios del siglo XX en su pueblo natal.
Se dice que al cumplir los 18 años Oliverio Mateo (Papa Liborio) desapareció inesperadamente por 7 días, nadie sabía de él, hasta que apareció a los 7 días meditando sentado en las tierras de su padre.
Este era el inicio de su triple misión como curandero, profeta y guerrillero. Se presentó como un hombre de barbas largas que se autoproclamó enviado de Dios.
Curaba enfermos con un trago de ron y un tomo llamado «Tirindanga», a la vez que exhortaba a la gente a vivir en paz, incentivaba el culto a la Santísima Trinidad y hacía dramáticas profecías.
Fue llamado por algunos de sus seguidores el Maestro o simplemente Papá y se convirtió en una especie de mesías para los habitantes de la región sur de República Dominicana.
Su arraigo como líder lo convirtió en fuente de preocupación para los gobiernos de Ramón Cáceres y Eladio Victoria e igualmente fue considerado un peligro por las fuerzas de ocupación estadounidense de la primera intervención militar norteamericana en la República Dominicana.
Entre 1916 y 1922, se enfrentó en 16 ocasiones a las fuerzas de ocupación que detentaban el poder en el país.
En 1920, Liborio consintió en entregar las armas que había en el grupo, pero algunos de sus seguidores, sobre todos algunos perseguidos de la justicia que se habían refugiado en el movimiento, se opusieron. A partir de entonces, el gobierno de intervención consideró a Liborio el guerrillero más peligroso del país y agilizó los aprestos para darle muerte.
Ese mismo año, Liborio y los soldados regulares libraron en el lugar conocido como «La Peñita» un fuerte combate, el cual dejó un saldo de cientos de muertos y 67 heridos.
En esa ocasión, el «Maestro» logró escapar con vida y se atrincheró con más de 200 hombres en la loma Sabrosa, en el noroeste de la república, próximo a la frontera.