Por: Rubén Moreta
La hazaña patriótica de José Núñez de Cáceres, con sus luces y sombras, constituyó la semilla inicial de la libertad y autodeterminación del pueblo dominicano. Esta fue la primera proclama independentista, que le confiere a su protagonista una dimensión procera.
El nombre dado al territorio liberado fue Estado Independiente de Haití Español, para diferenciarlo de la parte oeste, que tempranamente, el 1 de enero del 1804, bajo la égida de Jean Jacques Dessalines, fue proclamado como Estado libre con el nombre de Haití, siendo la primera nación negra en ser políticamente autónoma, el primer territorio de América donde se abolió la esclavitud y el segundo territorio continental que logra su independencia.
En esa época la crisis económica laceraba a la población de la parte este de la Isla de Santo Domingo debido al descuido de España tras la Guerra de Reconquista.
Ese período de desdén, denominado España Boba, provocó una gran miseria en el Santo Domingo Español entre los años 1809-1821, durante el cual se fueron incubando movimientos sociales disímiles que demandaban la abolición de la esclavitud, la proclamación de la independencia nacional y otros grupos, específicamente en lugares próximos a la frontera, pedían el dominio de Haití, ya que vivían del comercio con haitianos, como Las Matas de Farfán, San Juan de la Maguana, Azua, Monte Cristi, Dajabón, Beller, entre otros.
La independencia efímera tuvo un alto significado en términos de conciencia patriótica e identidad, a pesar de los errores políticos cometidos, en especial, no incluir la abolición de la esclavitud.
Don Américo Lugo, al resaltar la virtud política-jurídica de la gesta patriótica conducida por Núñez de Cáceres sostiene que: “En 1821 Santo Domingo se constituyó en Estado independiente.
La ocupación violenta de un país por otro no constituye un justo título: el 27 de febrero de 1844 nos permitió recobrar nuestra antigua posición de 1821…Santo Domingo no se independizó de España en 1821 para constituirse en colonia de otro Estado, sino para constituirse en Estado independiente, como se constituyó al efecto, después de la solemne declaración de su independencia, bajo una constitución republicana y como nación libre y soberana. Su propósito de aliarse a Colombia no amengua su condición de Estado, porque aspiraba a entrar en la confederación colombiana como nación libre e independiente.
Y, en cuanto a la cortedad del período de la independencia gozada en 1821, el derecho internacional no exige un lapso determinado de vida independiente para reconocer a las sociedades políticas la calidad de Estados”.
Don Pedro Mir, en el volumen II de La Noción de Período en la Historia Dominicana, al referirse a la Independencia Efímera de Núñez de Cáceres concluye contundentemente señalando que: “Pero, objetivamente, es la independencia. Y es todavía algo más: es la primera independencia dominicana. Y quizás todavía mucho más y mucho más importante: la única”.
Don Pedro Mir tonifica su argumento sobre el alto valor y sentido político de la obra de Núñez de Cáceres, con la siguiente tesis: “En la medida en que en Santo Domingo se produce la ruptura completa con el sistema colonial y la expulsión de las dos grandes metrópolis europeas –España y Francia- en el breve lapso de doce años –de1809 a 1821- de manera irreversible, pone de manifiesto que la INDEPENDENCIA EFIMERA es una genuina independencia, cuya estabilidad está certificada –en cuanto al poder colonial de Europa- por todo el proceso histórico del país.
Y si, como consecuencia de ese mismo esfuerzo se resquebraja la estabilidad institucional y se encuentra sumergida en proceso de dominación política por parte de otro país americano, en este caso Haití, ese proceso no afecta el criterio de estabilidad que es esencial a su constitución histórica, puesto que no representa el reingreso de una metrópoli europea ni el restablecimiento del sistema colonial”.
El mantener el carácter esclavista del nuevo Estado no concitó la simpatía de los miles de negros y mulatos, que constituían un grueso importante de la población local.
Núñez de Cáceres envió al vicepresidente Antonio María Pineda a buscar apoyo a la Gran Colombia -confederación formada por Ecuador, Colombia y Venezuela- inspirada y guiada por el apóstol de la libertad Simón Bolívar, pero no lograron una respuesta favorable, por vínculos anteriores de Haití con la causa bolivariana. Concretamente, Haití en el gobierno de Alexandre Petion había ayudado a Bolívar con barcos, armas, municiones, dineros y trescientos soldados para arreciar la lucha de independencia sudamericana en contra de España.
La proclamación de independencia del abogado, maestro y ex rector de la Universidad Santo Tomás de Aquino, hoy Universidad Autónoma de Santo Domingo, se extinguió por la invasión liderada por el presidente haitiano Jean Pierre Boyer, quien triunfante, con un ejército de doce mil hombres, recibió en una ceremonia especial, la llave de la ciudad de manos del mismo Núñez de Cáceres.
Núñez de Cáceres, carente de recursos militares, de voluntad política y de fe en el porvenir, aceptó la dominación haitiana, que estableció la abolición de la esclavitud y benefició con el reparto de tierras a millares de esclavos que fueron ubicados en predios pertenecientes a dominico-españoles que emigraron a Puerto Rico, Cuba, Venezuela y otros lugares.
Esta primera independencia del 1 de diciembre del 1821 del doctor José Núñez de Cáceres fue abortada el 9 de febrero del 1822, setenta y un día después de su pregón.
El autor es Profesor UASD